
Columna de Opinión: La Selva Política
Por: Elena Benítez Leal
La reciente encuesta de percepción de inseguridad, que coloca a Uruapan entre las ciudades más inseguras del país, ha desatado una avalancha de críticas hacia el alcalde Carlos Manzo. Desde cómodas oficinas en la capital, algunos medios de comunicación han tomado estos datos como un arma para casi crucificar a una administración que, aunque enfrenta enormes retos, ha mostrado un compromiso genuino con la transformación del municipio. Pero, ¿es realmente justo señalar a Manzo como el culpable absoluto de este problema?
La herencia maldita: corrupción y saqueo
Es fácil olvidar —o convenientemente ignorar— que la administración de Carlos Manzo recibió un desastre estructural en materia de seguridad pública. Durante años, los cuerpos policiales y de tránsito municipal operaron como herramientas de extorsión. Elementos corruptos, acostumbrados a saquear a los ciudadanos, veían su cargo como una licencia para delinquir en lugar de un compromiso con el servicio público.
El alcalde no solo heredó esta estructura podrida, sino que tuvo el valor de enfrentarse a ella. Muchos de esos elementos corruptos, al ver que su “mina de oro” se agotaba, decidieron renunciar. Esto generó vacíos temporales en la operatividad, pero sentó las bases para una corporación más honesta. Es importante recordar que, antes de este gobierno, no había patrullas propias; todas estaban arrendadas mediante esquemas financieros sospechosamente caros. Hoy, gracias a una administración más eficiente, Uruapan está recuperando su capacidad operativa sin comprometer sus finanzas.
Medios oportunistas: ¿crítica legítima o conveniencia económica?
Lo más preocupante no es la percepción de inseguridad en sí, sino el papel de ciertos medios de comunicación en amplificar esta narrativa de manera descontextualizada. Durante la administración pasada, cuando la inseguridad era igualmente alarmante —y quizá peor—, estos mismos medios guardaron un silencio sospechoso. ¿Por qué? ¿Acaso los convenios publicitarios eran lo suficientemente jugosos como para comprar su silencio?
Hoy, al no encontrar esos privilegios económicos, algunos medios parecen más interesados en generar escándalos que en analizar la realidad con objetividad. Atacan a Manzo por enfrentar la corrupción, pero evitan cuestionar las raíces del problema: un sistema que durante años benefició a unos pocos a costa del bienestar de muchos.
Una lucha frontal que incomoda
La inseguridad en Uruapan no surgió de la noche a la mañana. Es el resultado de décadas de abandono, corrupción y complicidad, tanto de autoridades como de sectores privados y, sí, de ciertos medios de comunicación. Carlos Manzo no ha prometido soluciones mágicas, pero ha demostrado que tiene la voluntad de combatir los males que otros gobiernos toleraron o fomentaron.
Los resultados de la encuesta ENSU reflejan una percepción, no una realidad absoluta. Sí, los ciudadanos se sienten inseguros, pero eso no significa que no se estén haciendo esfuerzos para cambiar las cosas. La percepción, como bien sabemos, tarda en alinearse con la realidad cuando el cambio es genuino pero gradual.
Si los medios de la capital realmente estuvieran interesados en ayudar a resolver el problema, sus titulares no se limitarían a señalar culpables. Preguntarían, en cambio, qué podemos hacer como sociedad para fortalecer el cambio. ¿Por qué no cuestionan la ausencia de políticas federales más contundentes en apoyo a municipios como Uruapan? ¿Por qué no analizan el impacto de la delincuencia organizada a nivel estatal y nacional?
La lucha de Carlos Manzo no es solo contra la inseguridad; es contra un sistema que beneficia a quienes prefieren que todo siga igual. En lugar de crucificar a un gobierno que busca romper con las viejas prácticas, deberíamos reconocer su valentía y respaldar los esfuerzos que, aunque incómodos, son necesarios para devolverle la esperanza a Uruapan.
Porque la verdadera pregunta no es si la percepción de inseguridad aumentó, sino por qué la Perla del Cupatitzio fue saqueada y abandonada durante tanto tiempo sin que nadie alzara la voz.
Inversión en equipo y fortalecimiento de la policía
La administración de Carlos Manzo ha logrado equipar a la Policía Municipal y Tránsito con patrullas propias sin rentarlas, y pronto se pondrán en marcha camionetas altamente equipadas e incluso unidades blindadas, que permitirán a los elementos enfrentar tanto a delincuentes comunes como a grupos armados. Este esfuerzo no solo refleja un compromiso con la seguridad, sino una visión estratégica para dotar a los elementos policiacos de las herramientas necesarias para cumplir con su labor de manera eficiente.
El movimiento liderado por Manzo, conocido como «El Movimiento del Sombrero», no se limita a erradicar la corrupción dentro de las fuerzas de seguridad —un logro que ya se ha concretado en gran medida—, sino que busca también dignificar a los policías con salarios justos y condiciones laborales adecuadas. Este fortalecimiento estructural es fundamental para devolverle la confianza a la ciudadanía y garantizar que la seguridad no sea solo un discurso, sino una realidad tangible.
Sin embargo, este esfuerzo requiere un acompañamiento real por parte del gobierno estatal y federal. Se necesita un programa integral que no solo se limite a Uruapan, sino que abarque a los 113 municipios de Michoacán.
La gran pregunta para los líderes estatales y federales
Aquí es donde el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, la presidenta Claudia Sheinbaum y el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, deben asumir su responsabilidad. Es momento de preguntarles directamente: ¿qué harán para revertir la percepción de inseguridad en Uruapan y, sobre todo, para responderle a los ciudadanos que confiaron en ustedes con su voto?
La ciudadanía necesita más que discursos; requiere inversiones reales en tecnología, equipamiento y salarios dignos para las corporaciones de seguridad. Porque si Uruapan y Michoacán van a superar la crisis de inseguridad, se necesita algo más que un alcalde comprometido: se requiere un esfuerzo conjunto y genuino entre los tres niveles de gobierno. La pregunta está sobre la mesa. La respuesta, esperamos, no sea el silencio.
Ahora, si el alcalde Manzo ha solicitado y pedido ayuda a los dos órdenes de gobierno tocando las puertas para que volteen a ver a Uruapan en este problema, o están esperando a que haya una crisis de seguridad igual a Sonora. Ojo Gobierno Estatal y Federal ¿Qué esperan para actuar? O la percepción de ustedes también es de miedo.
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